No se porque me da la impresión de que este mundo no es para mi. Cada día mi rumbo cambia hacia una dirección diferente al resto de la gente que me rodea, y solo unos pocos se acercan hacia donde yo voy.
Y el caso es que no me importa, no pienso cambiar para adaptarme, me gusta mi forma de pensar.
Quizás haya otro mundo, en donde la gente no llore porque se a manchado sus zapatos de 80 euros. Otro mundo en el que la riqueza de las personas se mida por la felicidad, y no por el dinero.
Otro mundo es lo que yo necesito.
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